La Mater hizo esto para mí

Maritza Rodriguez

Schoenstatt, DC, MD, & VA

En 2014, el trabajo era escaso. Cuando me alguien de mi grupo del “Rinconcito de Schoenstatt en DC” me preguntó si quisiera inscribirme para el viaje a Schoenstatt en octubre, respondí que no tenía dinero. Les dije que yo quería ir, pero que lo dejaba en las manos de la Mater.

 

Una semana antes de la celebración del centenario, la empresa para la que trabajaba me asignó un trabajo en Moldova y el vuelo pasaba por Frankfurt. Llegando a Frankfurt (sola), tomé el tren un domingo y fui al Santuario Original. Estaba feliz de estar allá y me parecía mentira, que recién poco antes de la celebración, la empresa me asignara haces este viaje.

 

Después de visitar el Santuario, asistir a misa y visitar los principales lugares de Schoenstatt, fui a la tienda de souvenirs. Tenía el dinero limitado para comprar algunos souvenirs. Me gustaron unas velitas pequeñas y unas velas grandes. Quería comprar 10 velas pequeñas para cada uno de mis hermanos y mis padres y 2 velas grandes para mí. ¡No las compré por falta de dinero!

 

A las 4pm retorne en taxi a la estación del tren. Estaba todo solitario y me senté bajo la sombra de la caseta del tren a esperarlo. La caseta creo que era de metal con unos listones horizontales de madera quizás para unir los metales. ¡No había nadie, ni un alma!  

 

Miraba a cada lado, para ver si venía alguien, pero no había nadie en la estación. Me daba un poco de temor, pero me senté a esperar el tren. En ese momento, miré a mi alrededor y en los listones de madera había 10 velas pequeñas y dos grandes. Sí, ¡exactamente, lo que había querido comprar en la tienda de souvenirs! ¡Quedé impresionada! Miré otra vez en todas direcciones y no había nadie. Pensé que se le habían quedado a algún visitante. Pero a la vez, me fijé que las velas no estaban en un paquete de compras, sino puestas en fila en los listones de madera. No había ninguna envoltura de compras. Tenía temor de tomarlas, pero quise hacerlo pensando: ¿Será que la Mater me había enviado las velas que yo quería comprar? Esperé un rato por si alguien venía a buscarlas, pero nada… Decidí tomarlas, pues entendí que no era casualidad. Las tomé y enseguida vino el tren y retorné a Frankfurt. Le conté a mi familia y se quedaron impresionados.

 

Solo sé que la Mater está en todos lados, observando lo que necesitamos y protegiéndonos en cada momento. Hasta ahora, pienso que lo hizo la Mater para mí. No tengo otra explicación. Las velas estaban en fila, según el número y modelo que yo quería. ¡Gracias Mater!

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